20 de junio de 2025
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Las alertas en tiempo real para los trabajadores peatones que se encuentran cerca de la maquinaria en movimiento son un componente fundamental de la seguridad de las instalaciones modernas. Estos sistemas impulsan el cambio de comportamiento y previenen accidentes, pero solo cuando se confía en las alertas y se actúa en consecuencia. Una de las barreras más importantes para la eficacia es fatiga por alarma, donde las advertencias excesivas o mal calibradas llevan a los trabajadores a ignorarlas por completo. Pero, ¿qué queremos decir realmente cuando decimos «demasiadas alarmas»?
Estrictamente hablando, un falso positivo se produce cuando se activa una alerta innecesariamente, es decir, cuando no existe un riesgo real. El Sistema de radiofrecuencia multibanda SensorZone está diseñado específicamente para minimizar estos incidentes. Utiliza un «apretón de manos» seguro entre la etiqueta para peatones y la estación base, lo que evita las alertas provocadas por interferencias de radio o ruido de fondo. Como resultado, el riesgo de obtener falsos positivos genuinos con SensorZone es extremadamente bajo.
Sin embargo, en términos prácticos, muchos usuarios se refieren a cualquier alerta no deseada como un falso positivo. Por lo general, no se deben a errores del sistema, sino a calibración de zonas desalineadas.
La fuente más común de alertas no deseadas es establecer zonas de detección de forma incorrecta. SensorZone ofrece una calibración de zona precisa, con rangos ajustables de 2 a 10 metros por antena. Antes de la instalación, realice un análisis exhaustivo evaluación de aplicaciones debe completarse para definir el área peligrosa alrededor de cada vehículo o máquina. Luego, el sistema debe calibrarse para reflejar esta zona de peligro evaluada, con el objetivo de mantenerla en un nivel mínimo aceptable.
Un error común es pensar que una zona de detección más grande equivale a un lugar de trabajo más seguro. En realidad, zonas demasiado grandes aumentar la cantidad de alertas en áreas de bajo riesgo, lo que puede desensibilizar a los trabajadores. Cuando las alertas no corresponden a un peligro real e inmediato, se convierten en una molestia y, en consecuencia, la seguridad se ve afectada.
Otra fuente clave de la percepción de falsos positivos proviene de la desconexión entre las evaluaciones de riesgos y la experiencia de los trabajadores. Por ejemplo, si los operadores han trabajado habitualmente a menos de 5 metros de una máquina sin ningún incidente, pueden considerar que ese espacio es seguro, incluso si se encuentra dentro de la zona de riesgo identificada por los equipos de seguridad.
Para abordar esto, es esencial involucrar a los trabajadores durante la fase de diseño y calibración. Su experiencia sobre el terreno ofrece información valiosa sobre cómo se realizan realmente las tareas. Esta colaboración garantiza que el sistema permita «trabajar tal y como se ha hecho», no solo «trabajar según lo imaginado».
Los profesionales de la seguridad entienden que las tareas evolucionan con el tiempo. Los procedimientos se adaptan y la forma en que se lleva a cabo el trabajo in situ a menudo difiere de los planes o evaluaciones de riesgos originales. Esta brecha crea tanto vulnerabilidades de seguridad como fricciones con los sistemas automatizados, como los sistemas de alerta de proximidad (PWS). Si el sistema emite una alerta durante una tarea rutinaria, los trabajadores pueden descartar la advertencia por considerarla errónea, incluso si funciona correctamente.
Los falsos positivos verdaderos son poco frecuentes en sistemas bien diseñados como SensorZone. Con mayor frecuencia, los problemas surgen de malentendidos acerca de cuándo debe alertar el sistema. La solución radica en una calibración precisa basada en el riesgo real, y compromiso claro y colaborativo con los trabajadores durante la implementación.